viernes, 5 de mayo de 2017

Descripción de las cabañas de pastor, editorial Librucos

Ramón Villegas acaba de publicar un libro impagable (aunque solo cueste 14 euros) titulado Al humor de la pusiega: Con los vaqueros del siglo XX, aquí, de Nicanor Gutiérrez Lozano.

Entradas más atrás, concretamente aquí, me refería a los "núcleos ardidos" de nuestro pasado a los que la administración tendría que prestar atención. Este libro demuestra que hay temas que yo consideraba ahora sé que equivocadamente del pasado pero que no lo son, como el de la ganadería extensiva y el modelo territorial que la acompaña, temas que continúan conjugándose en tiempo presente. Emociona el acaloramiento que vence al autor cuando trata los piques entre campurrianos y cabuérnigos a cuenta de los pastos de Sejos (hay leyenda local que asocia quizá de forma no del todo desencaminada este conflicto eterno con el cromlech de Sejos, aquí). Somos, estamos.

En uno de los capítulos, páginas 129-130, el autor se detiene en la descripción de lo que él denomina chozas, no sé si por error o porque en campurriano se prefiere choza frente a chozu o incluso si porque choza y chozu no son lo mismo, aplicando la diferente calidad que introduce el género, siendo comparativamente mejor el femenino.

Reproduzco parte del capítulo por su interés:

*

"Mirándolas de perfil forman un triángulo rectangular perfecto: el cateto mayor es el suelo de la choza: el cateto menor es la entrada y la hipotenusa es el tejado.

Su construcción se iniciaba hincando una fuerte horca a la entrada, sobre ella se apoyaba otra madera, bastante más larga que iba desde la horca hasta el suelo, formando la cumbre del tejado, sobre ella, en sentido lateral, se iban colocando maderas más finas, generalmente astillones, formando los laterales, apoyándolos sobre el cumbre por arriba y, por debajo, empotrados en la tierra, como si fuera una tienda de campaña.

Esto era el esqueleto, luego se levantaba una pared en la entrada, como de metro y medio de alta que, por dentro, protegía la lumbre, y no llegaba hasta arriba para dejar una salida al humo de la fogata.

A continuación se empezaba a tapar todos los laterales con céspedes, que eran cortados en cualquier braña local, no de una manera anárquica, había que ser auténticos maestros de la azada para recortarlos y sacarlos enteros, de unos cincuenta centímetros de largo por treinta de ancho aproximadamente; estos iban colocados desde el suelo hacia la cumbre para que, de esta manera cada césped que se colocase tapase la mitad del anterior, evitando la posible entrada del agua; luego, para el cumbre, se cortaban otros céspedes más grandes, pues tenían que tapar al mismo tiempo los dos laterales del tejado.

A continuación, como remate exterior, se cavaba una ligera zanja alrededor de la construcción, para recoger el agua que bajase del tejado y evacuarlo si que entrase nada dentro de la choza.

Por dentro, como a un metro de la pared de la entrada, se colocaba en sentido lateral una fuerte madera que haría de banco para sentarse a la lumbre, el tornapié se le llamaba, y sería la única mesa para apoyar el condumio y, al mismo tiempo, la iniciación de la cama, qe se hacía en la parte más interior de la construcción. Se colocaban una piedras fuertes, para poder apoyar sobre ellas un cuadro de madera separado del suelo, por cuyo interior se trenzaba varas delgadas de avellano formando el colchón, que a su vez era cubierto con ramitas de escoba, ese arbusto que tanto abunda en nuestros montes, para hacerlo más confortable".

*

Creo importante continuar con esta línea de trabajo y profundizar en el estudio de este tipo constructivo, pero por lo que es, ahora que todavía hay gente que nos lo puede contar en primera persona. Estudiar los chozos sí pero sobre todo desde dentro, es decir, de la mano de quienes más saben, que son quienes los construyeron y vivieron en ellos.

Por ejemplo, yo no sabía que se abría una zanja alrededor del chozu para evacuar el agua de la lluvia, añadiendo así un actor más al plantel: tierra, piedra, madera, agua, etc. Es más, el chozu funcionaba como eje sobre el que pivotaba (o pivota) todo el territorio alto (cada vez más desaparecido para nosotros, salvo para las rutas de quads y las ultramaratones): ¿qué orientación tenía el chozu, estaba ésta condicionada por el sol o por el viento, se construía en llano o aprovechando el desnivel del terreno, qué relación con qué redes viarias, se protegía el chozu con algún tipo de cerramiento perimetral, qué relación con los seles y con los midiajos y con las brañas, qué relación con qué árboles, tenía algún tipo de construcción asociada, cómo se conservaba la comida, qué y cómo se cocinaba...?

Quienes preguntamos tenemos que saber sacar a la luz todo aquello que los que saben, de tan sabido, no mencionan, evitando así que se pierda en el olvido.

Fotos que ya he puesto en el blog, ninguna de las cuales responde plenamente a la descripción de Nicanor (diversidad que refleja la riqueza del tipo constructivo):





Circulan más por internet.

Sobre chozos ya he tratado aquí (2015) y aquí (2014).

En las anteriores entradas mencionaba que los chozos quizá sean el último testimonio entre nosotros de la familia constructiva previa al s. XV (esa época oscura de la que creemos desconocer todo porque, se supone, todo era de madera y está perdido). De hecho, en excavaciones muy inteligentes realizadas en el vecino País Vasco, "dentro" de los caseríos más antiguos, que, al igual que nuestras casas, también son del s. XV o posteriores, han aparecido construcciones del mismo tipo que nuestros chozos, que, por otra parte, emparentan antes al menos formalmente con los caseríos vascos y cabañas pasiegas (que bien podrían ser ambas reformulaciones de estos tipos constructivos de la época "oscura") que con las casas góticas montañesas (que comenzamos a perfilar).

Sea como fuere, los chozos del entorno de Sejos, y Sejos en todas sus dimensiones, son auténticas joyas que mucho me temo todavía no hemos sabido valorar como merecen.

30 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando dices que no hay que hablar exclusivamente en tiempo pasado de ganadería extensiva con sus usos anexos -y perdona si desvío el tema de tu entrada- me viene a la cabeza un problema presentísimo, que viene a ser un capítulo más del encontronazo del intento de supervivencia adaptada de los mismos con el marco que pretenden implantar las instituciones modernas.

Me refiero al gravísimo problema de orden público, costes económicos e incluso de peligro de personas y edificaciones que ha provocado el furibundo intento de la administración y de los autodenominados "conservacionistas" de atajar de raíz el uso del fuego.

La persecución y acorralamiento de eso uso ha convertido lo que deberían ser "quemas" en incendios descontrolados, al empujarlo al furtivismo y la clandestinidad.

Lamentabilísimo. Ahí seguro que podrían ayudar las explicaciones de los pocos vaqueroos que quedan de las generaciones mayores.

Serrón dijo...

Estoy completamente de acuerdo contigo.

Lo malo es que después de las últimas presiones ganaderas los vaqueros se han convertido en el chivo expiatorio perfecto para el poder y adláteres (no necesariamente todos los conservacionistas están tan ciegos como indicas, de hecho, cuanto más periféricos, más próximos a los paisanos, según tengo vivido). Y peor aún si los vaqueros acaban representando el papel atribuido interesadamente por el poder y terminan siendo efectivamente unos pirómanos.

Anónimo dijo...

Cuando vea conservacionistas reconociendo claramente que las quemas controladas no son tan malas y que su persecución produce, paradójica mente incendios igual me lo replanteo. De momento solo veo gente uniéndose al apaleamiento dialéctico siempre con el par de palabras "ganadero/pirómano".

Serrón dijo...

Hoy mismo voy a comer con uno de ellos en Carmona, si al final todo cuadra. Ten en cuenta, de todas formas, que los que hacen esa ecuación tan simple son antes gentes de izquierda de salón de té, o de de cafetería (que son iguales que los anteriores solo que más cutres), que conservacionistas.

Serrón dijo...

Sobre esta misma izquierda escribí lo que enlazo a continuación hace ahora un año:
http://elrobledaldetodos.blogspot.com.es/2016/05/coda-al-1-de-mayo-en-casa.html

Anónimo dijo...

Vamos, que el anónimo 1 es tan generalizador y con tanta aversión a los "conservacionistas" (a saber quién pertenece a esa categoría) como esa izquierda de salón con los "ganaderos". Así vamos a solucionar todo muy bien.

Anónimo dijo...

El otro día en el bar de Tudanca dos paisanos me ensañaban las fotos de cómo un lobo había atacado a un potro. Los cuartos traseros destrozados y moribundo el bicho, era una pena. En el valle ahora es constante, me dicen que anoche mataron otros dos. Uno de los que hablaban, cazador también, decía que tenía ganas de encontrarse algún lobo en una batida para acabar con ellos. ¿Pero esa es la solución?
El otro contó que en Polaciones tienen controlado al macho alfa de la zona y, aunque lo han tenido a tiro, no lo han querido matar. ¿Por qué? porque dicen que es el que mantiene la manada unida, no deja que haya lobos solitarios (los más peligrosos) ni que entren de otras partes. Respeto mutuo. Dicen que es enorme y lo han visto varias veces.
Pues yo le tiraría, dijo el primero. Pues ya ves que no lo hacen, respondió el segundo.
Tan ganaderos y paisanos el uno como el otro.
Saludos
Veceru

Anónimo dijo...

Pues si conoces a un conservacionista que defiende las quemas controladas anímale a que se exprese por ahí cuando sale la marabunta furiosa contra los ganaderos.
Si ya lo hace, pásame unos enlaces. Tengo curiosidad. A lo mejor lo que hay que hacer es cambiar los destinatarios de la etiqueta "conservacionistas".

Sds.

Serrón dijo...

Volviendo un poco al tema del chozu, me dicen en Cabuérniga que tenían un perímetro de piedra, un murete que alcanzaba el medio metro o poco más, donde posaban los postes. Dentro se podía estar perfectamente de pie. De lo contrario los chozos parecerían tiendas de campaña, y no.

Serrón dijo...

Pero retomando el tema de las quemas, leo en el último número de "Cantárida", comprado ayer mismo en el quiosco de Cabezón, un texto durísimo contra los vaqueros (sigo utilizando por orgullo y respeto esta palabra en lugar de ganadero).

Anónimo dijo...



No se puede justificar un delito tan grave como son los incendios provocados. Creo que desde la administración y el Diario Montañés se tiende más bien a ser indulgente con quienes causan los incendios, culpando siempre al viento sur y a la climatología. No entro en la ocupación de quien provoca el incendio y desde luego siempre estaré en contra de las generalizaciones y de que se estigmatice a todo un colectivo, pero los delitos hay que perseguirlos y castigarlos. Desde luego no voy a conceder el status de representantes de un colectivo o de un modo de vida ancestral a la gente que hace pintadas como las que hay en el desfiladero de La Hermida "lobos, mecheros con patas" "res muerta, cerilla puesta" y cosas por el estilo. Valió ya de chantajes.

Serrón dijo...

Las quemas son consustanciales a un modelo de territorio que valoramos, si no estoy equivocado, por lo que es.

Las quemas no se pueden mantener como las hemos heredado, cierto. De hecho las hemos heredado porque han cambiado en cada momento según su contexto. Ahora toca abordar un nuevo cambio, urgente. Y este cambio, el que nos ha tocado protagonizar, es inevitable (probablemente por desgracia) que se emprenda de la mano de una administración que sería de desear nos representara, digo a todos.

Que la administración o el poder o la administración tomada por el poder arremete contra los vaqueros porque éstos han sacado los colores a Revilla, malo.

Que se arremete contra los vaqueros, el eslabón más débil, porque es la forma más fácil de quitarse el problema de encima (un problema complejo, el de los incendios, que no necesariamente el de las quemas), malo.

Malo y preocupante, en manos de quiénes estamos.

Pero que los vaqueros, efectivamente, hartos de todo, amenacen haciendo suyos los argumentos del poder, que asuman el papel que se les ha asignado intencionadamente (y no para bien), que hagan pintadas en el desfiladero (uy, qué malos), que los vaqueros entren al trapo tendido por el poder, es todavía peor.

Es peor porque se cierra la lógica del poder y dentro queda encerrada la lógica vaquera, en una reserva tenebrosa.

Anónimo dijo...

Jamás he visto un vaquero hacer pintadas... y menos con esas ortografías.
Y por todos los costados vengo de esa gente.

No sé qué pretende quien tales cosas pinta ni qué pretende gente que prende montes en el mes de Diciembre.

El generalizador.

Anónimo dijo...

Serrón, tan críticos intelectualmente para algunas cosas y tan ingenuos para otras...

El vaquero al que se le vaya la cabeza un día o el que pegue fuego furtivamente JAMÁS se pone a hacer pintadas en carreteras.

Quien no vea que existe una guerra declarada contra un sistema agonizante es porque mira otras cosas. Y desde que Maquiavelo cagó su basura ideológica ya sabemos lo que sucede en las guerras.

En fin... qué pena.

PD: en cuanto a lo de los lobos... evidentemente que cuando aparecen de día en alrededores de pueblos donde ni los viejos recuerdan verlos tiene que haber reacciones de todo tipo, las más fáciles son las desesperadas, el asunto no es ninguna broma.

Serrón dijo...

Realmente no creo que los vaqueros hagan pintadas ni creo que esas pintadas sean el problema. Las pintadas son parte de la representación. Sí me parece importante evitar a toda costa asumir el papel de incendiarios y sobre todo evitar serlo.

Estoy de acuerdo en que los vaqueros y todo lo que representan a día de hoy molesta, como también molestan, por ejemplo, los pasiegos, con su "manía" de no estarse quietos nunca: ¿quién los controla, así, no será mejor que bajen al casco? Si quieren agua corriente y electricidad ya saben lo que tienen que hacer. Y mejor que mejor si me compran a mí un piso en la última obra de la que soy promotor.

Anónimo dijo...

Las pintadas son negativas porque "encajan" con la visión que algunos quieren dar, ratificando el discurso de destructores.

Es asqueroso ver en medios escritos cómo se tira de esa imagen. Y como ellos están a otras cosas, lógicamente no salen al paso.

Sí que te pediría que pongas un enlace a esos conservacionistas que defienden algún tipo de uso de quemas controladas. Estoy deseando cambiar mi visión generalizadora.

A mí no me encaja nada. Existe un centro de experimentacion agraria que sabe de estas cosas pero no se menciona gran cosa. Tras los incendios de Diciembre, rara época para que vaqueros hagan quemas, menos aún pongan pueblos en peligro en los que ellos viven... no pasaron muchos días hasta que se hace la famosa mesa forestal... con un ambiente de prensa asfixiante contra los "ganaderos quemamontes" como trasfondo.

En fin...

Serrón dijo...

En La Libre de Santander están muy sensibilizados con este tema: son muchos y muy buenos, pero nunca les verás sentados a una mesa institucional. En la propia administración hay gente muy buena también a favor de la lógica vaquera, en general; mi antiguo jefe, sin ir más lejos, del que no quiero dar más datos para no comprometerle públicamente sin su permiso, pero él es otra persona, y de peso, en la que confiar.

Jaime Izquiero Vallina, ex asesor de la ministra Narbona, al que conozco personalmente, es otro. Te recomiendo que leas todo lo suyo que puedas. Le ofrecieron dirigir el Parque de Picos y dijo que no. Tiene un libro buenísimo que ha sufrido censura: "Marqueses, funcionarios, políticos y pastores: crónica de un siglo de desencuentros entre naturaleza y cultura en Los Picos de Europa". Quizá lo encuentres escaneado en internet. También te recomiendo "La casa de mi padre", pero éste mejor si te lo compras (editorial KRK).

Es cierto que los vaqueros y su entorno están a otras cosas, a tener qué comer, por ejemplo, y eso les perjudica, porque no pueden defenderse como debieran.

Serrón dijo...

Mira, el libro que te comentaba sobre cultura / naturaleza en Picos de Izquierdo Vallina lo tienes aquí:
https://es.slideshare.net/vguerra55/119608142-marquesesfuncionariospoliticosypastores

Serrón dijo...

Cuánto bien harían buenas bibliotecas en Cabuérniga, Los Tojos, Puentenansa, Polaciones, Tudanca, Peñarrubia...

Es ilegal la desatención que padecen nuestros valles.

Anónimo dijo...

Yo no creo que el ataque sea contra los ganaderos. A un paisano con 200 vacas en Oruña le traen al pairo los lobos y las quemas. Y muchos de los que queman o quieren descastar al lobo no tienen ganado o es solo una actividad complementaria, no su dedicación principal.
El ataque es contra el sistema agro-ganadero tradicional, los valles interiores y los que se resisten a asumir el papel al que algunas élites urbanas quieren reducirles: cocinar cocidos, poner casas rurales y servir de adorno folklórico o identitario.
Y el campo salta, así es. Con quemas, odio a lobos o destrozando cartelería de rutas para senderistas.
Malas las consecuencias, pero las causas son el abandono y la desidia. ¿Quién va a subir ahí? he escuchado para justificar el abandono de la Casona de Tudanca (por cierto, 90 aniversario de la generación del 27 y nadie hace nada con ese referente que tenemos). Y ahí ni huele a cuchu ni es para paletos como eso de ser vaquero.
Por eso creo que convertirlo en una guerra conservacionistas-ganaderos (en el lobo o las quemas) es una trampa y no nos lleva a ningún lado.
Gran debate este. Saludos a todos.
Veceru

Serrón dijo...

Sí, los vaqueros como figura imantada, como eje. Hablando de ellos estamos hablando de todo ese mundo que me niego a creer que solo puede ser de una manera, la que digan unos pocos, y mucho menos si esa manera es la del pasado: si está vivo tiene que ser de muchas maneras y tiene que poder cambiar, queriendo.

Es un problema, en definitiva, de empoderamiento. O de soberanía, que es como siempre se dijo.

Anónimo dijo...

Respecto a lo de las bibliotecas y esos valles...La Casona de TA debería ser un foco cultural de primer orden, vinculado también a estos temas no solo, con todos los respetos, a la generación X (que nadie discute es su principal atractivo).

Por ejemplo, la tesis doctoral más importante que se haya hecho en Europa dedicada al tema del comunal -con principal foco en ese valle- normalmente debería ser lanzado "en sociedad" desde allí.

Dicho valle es el foco, aunque compartido con otros adyacentes, de tres de las más importantes tesis doctorales que se hayan podido escribir en Cantabria respecto a cultura y usos tradicionales:

- Estudio dialectal del habla de Tudanca.
- Estudio antropológico de William Christian.
- Aunque no sea una tesis, recopilación de trovas de William Christian (que allí
es donde vivió y convivió con el uso y significado de ese tipo de composiciones)
- La mencionada tesis sobre comunal (un trabajo desbordante que no me cabe duda acabará siendo referencia de especialistas en diferentes universidades europeas.

Por no comentar algún que otro tema para no abrir polémica innecesaria. Pero la lógica es que convetirse en un foco emisor relacionado con toda esa constelación de temas debería ser parte del destino de ese centro.

El sentido de las tesis no es hacer una bonita biblio con temas "típicos" sino proporcionar claves, incluso resistencia fundada, para que no se produzcan desastres procedentes de la entrada de las administraciones como elefante en cacharrería. Vamos, justo lo contrario a las pintadas de nosesabequién y sobre nosesabequé.

Miraré ese libro, gracias.


Serrón dijo...

Hola de nuevo: compré en mi última estancia en Madrid "La defensa de los comunales" (Catarata, 2017), aquí:
http://www.catarata.org/libro/mostrar/id/1231

No sé si te refieres a este libro. Es verdaderamente bueno. Si te refirieras a otro ya me gustaría poder echarle mano.

Respecto a las bibliotecas, está claro que no son (o no necesariamente) meros depósitos de libros apaciguadores.

La Montaña es lo que comentas y mucho más. La biblioteca de Tudanca es como un ojo de mar, no, de océano, de todas las posibilidades que tiene.

Anónimo dijo...

Lo que digo es bastante más técnico. Toda una tesis doctoral, no sé si llegará a publicarse, de momento creo que está en fase de publicación de "papers" en inglés.

https://repositorio.unican.es/xmlui/handle/10902/8237

Serrón dijo...

La que cito de Catarata también es una tesis, pero adaptada para divulgación. Te recomiendo su lectura.

Voy a probar con la tesis en estado puro que comentas, gracias.

Anónimo dijo...

Tengo referencias del trabajo que dices (no sabía que era una tesis) sin haberlo leído completo. Desde luego, salvando las proyecciones ideológicas que tiene, sí que tiene partes técnicas interesantes.

El trabajo que mencione tiene para varias ventajas que sería arduo comentar, además contrastables en nuestro terreno.

Anónimo dijo...

Veceru, yo no asumo que el campo salte con incendios con intencionalidad destructiva (alguno habrá, no hay colectivo sin tara) ni con nuevos odios al lobo (digan lo que digan éste nunca ha sido querido ni jamás hubo "convivencia" en armonioso equilibrio... sino muchas fatigas a cuenta del animal).

Ambos temas tienen hoy día -antes no al carecerse de medios- solución relativamente sencilla... sin criminalizar las quemas y sin necesidad de exterminar el lobo.

Anónimo dijo...



Dejo unos artículos interesantes sobre el tema de las quemas.

https://cantabricus.org/2016/01/03/quemar-es-mala-idea/

http://www.naturalezacantabrica.es/2015/12/el-infierno-en-asturies-quien-quema-el.html

Serrón dijo...

Gracias.

Manuel Llano escribió varios textos sobre este tema, intentando explicar la postura oficial a los vaqueros. Los intenté publicar hace algo más de un lustro. No pude. Por aquella época yo mismo escuché a un consejero decir a un guardia civil de altura: "a esos, leña". No lo digo como prueba de nada, simplemente como síntoma del estado de ánimo que nos sobrevuela.

Anónimo dijo...

Estaría bien que pusieras los textos, quizás en una entrada nueva.

Yo soy "cantabroexcéptico" o poco simpatizante de la administración autonómica (acabo de inventarme el palabro) no por cuestiones identitarias o no, sino porque tengo claro que esta administración no puede estar destinada a otra cosa que a constituir una "dictadura de proximidad", un nido de pequeños napoleones con oportunidad para ejercer sobre gente de a pie.



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